Las obras humorísticas de Peloduro, así como las obras completas, literarias y musicales, de Felisberto Hernández y los cuadros de Petrona Viera, entre tantísimas otras obras de autores y autoras de Uruguay, vuelven al dominio privado.
Ambas cámaras del Parlamento convirtieron en ley el miércoles 18 de diciembre, en un trámite express, prácticamente sin ningún debate, la extensión del plazo de derecho de autor a 70 años post mortem. También se extienden los derechos de propiedad intelectual de intérpretes, productores de fonogramas (discográficas) y organismos de radiodifusión (empresas de radio y TV) a 70 años desde la grabación de los fonogramas o emisiones. La ley aprobada incluye además una disposición que devuelve retroactivamente a dominio privado las obras, interpretaciones, fonogramas y emisiones de radiodifusión que ingresaron en dominio público en los últimos 20 años.
Es un día en el que se han afectado los derechos culturales de toda la ciudadanía uruguaya, así como el patrimonio cultural de nuestro país. Los beneficiados fueron principalmente las discográficas multinacionales, que presionaron para no perder los derechos sobre las grabaciones de la década de 1960. Agadu y Sudei, sociedades de recaudación de derechos de propiedad intelectual, también aplaudieron la privatización de dos décadas de cultura. En cambio, las bibliotecas, archivos y museos, las instituciones educativas, los repositorios en línea y la sociedad en general se enfrentarán a nuevas barreras para difundir materiales culturales, acceder a ellos y compartirlos. Los artistas también se verán perjudicados debido a que se privatizó un acervo de obras en dominio público sobre el que habitualmente se realizan adaptaciones (muy comunes en el teatro y el cine), así como otros tipos de reutilizaciones y obras derivadas.
El Parlamento no estuvo a la altura de lo que Uruguay necesita en materia de derechos culturales. La educación, las bibliotecas, archivos y museos aún no cuentan con excepciones y limitaciones para preservar el patrimonio cultural de la sociedad y para poder promover, sin amenazas legales, el acceso a la cultura y a los materiales de estudio. Después de 6 años de discusión en dos períodos parlamentarios, los legisladores fueron incapaces de votar la ley de excepciones por el derecho a estudiar, pero en el día de hoy, en unas pocas horas, votaron una ley que privatiza todas las obras de autores y autoras fallecidos entre 1949 y 1968, y todos los fonogramas y emisiones de radio y TV grabados en esos años.
De cara al futuro seguiremos militando, junto al movimiento social y junto a las instituciones culturales y educativas, para lograr la aprobación de la ley de excepciones y limitaciones al derecho de autor. También seguiremos promoviendo políticas públicas de licenciamiento abierto, así como el uso de las licencias Creative Commons en las distintas comunidades de creadores y creadoras. El objetivo es contribuir al derecho de acceso y participación en la vida cultural, promoviendo los bienes comunes culturales y luchando por una legislación de propiedad intelectual más justa y equilibrada.
*Ilustración: Portada de la Revista «Peloduro». n°73. Año IV. 4 de junio de 1947. Remix por Paula Domínguez Font.